Siempre la he admirado, aun no puedo entender muy bien como lo hacía, como vivía de esa manera sin desfallecer, sin rendirse. Lógicamente la vida le paso la cuenta cuando ya tenía muchos años, miles de historias, y varias razones para estar cansada, pero ella sigue con ganas de vivir.
Era la menor de 11 hermanos, su madre murió cuando tenía 11 años, a los 13 la casaron con un hombre de 28 que jamás había visto, a los 14 cuidaba a su primera hija, y a los 26 ya tenía 7 hijos que cuidar y un marido, que no amaba, a quienes atender. Sin las modernidades de las que disfrutamos ahora, y que tanto tiempo y cansancio nos ahorran, tuvo a sus siete hijos en el campo, con la ayuda de una partera. Ella misma hacia los colchones que eran necesarios despues de cada nuevo nacimiento, cocinaba para toda su familia, cuidaba su gran huerta que daba verduras suficientes para todos y vender, lavaba a mano la ropa de todos y ropa de la "casa grande", se daba el tiempo para tejer chalecos y calcetines para todos sus niños y su marido, les cosía lindos delantales a sus 5 niñas, bordaba las sabanas que usaban, criaba aves de corral y vendía huevos a todos los que pasaran a comprarle, recibía a todas las visitas que llegaran con una cazuela reponedora si era hora de almuerzo, y si llegaban mas tarde, mate con sopaipillas o un pan amasado que derretía el corazón mas duro, ayudaba a todos los que pasaban pidiendo sin pedir un poco de ayuda, dormía siesta, y todos los dias, durante todo el dia, se preocupaba de estar bien peinada, su cara limpia, su ropa impecable y sus labios pintados de rubí. En los veranos desarmaba de a uno los colchones, lavaban la lana y los volvían a armar, en los inviernos hacía colchones para otras personas, si es que no tenía un tejido o un bordado entre sus quehaceres, recibía piropos y la admiración de muchos hombres, quizás eso motivo que se dijera que tenia amantes, pero una vez que le pregunte me dijo con un brillo juguetón y melancólico en los ojos "ojalá hubiera tenido un amante", hasta tiempo para visitar a su larga lista de parientes se daba, a pesar de los regaños de mi abuelo.
A veces pienso que ese afan de hacer tantas cosas, ese esfuerzo por mantenerse siempre ocupada, era para no pensar, para no recordar su realidad, para no soñar con lo que no fue y no sería jamás, para olvidar que cada noche dormía con un hombre que no quería, y que sentía que la trataba como a un mueble mas (según lo que me dijo hace pocos años) o quizás buscaba cansarse para que se cansara tambien el corazon de amar a un imposible.
A los 53 años se separo de su marido y se vino a vivir a Temuco, dejando en el bosque que le daba sombra en el verano, muchas recuerdos e ilusiones de niña-mujer, en el viaje traía todas sus cosas, incluyendo la ganas de surgir y el esfuerzo necesario para salir adelante, ese mismo año su hija mayor se enojo con ella y no volvio a hablarle por 15 años, pero siguío firme y con el mismo ritmo de vida que llevaba en el campo, solo ayudado por una lavadora.
Hace 15 años murió su hijo regalon, un año después tuvo la primera trombosis, hace un año tuvo otra trombosis, ambas le dejaron secuelas, entre ellas una epilepsia secundaria (según lo que nos explicó el médico) pero a pesar de eso, ella cada mañana se levanta casi sin ayuda. No entiende que algunas mujeres, por estar en la casa, usen eso de justificación para estar mal arregladas, despeinadas, que digan que no tienen tiempo para cuidar su piel, que no se preocupen un poco de si mismas. Mi abuela para mi es increible, ha llevado una vida muy dura, y no por eso su autoestima se vio disminuida, o dejo de preocuparse por ella, es tan especial, que hasta el dia de hoy, con las limitaciones que le dejaron las trombosis, y aunque no salga de la casa, se preocupa de cada detalle de si misma, incluso pide que le pinten las uñas de un suave tono rosa, y sus labios color rubí.
Cuando me siento agotada, o con pocas ganas de hacer cosas, pienso en mi abuelita, me da vergüenza no tener animo, y sigo con mas fuerza.
