viernes, marzo 24

Desde aquella calida tarde de verano

Era un domingo de verano, casi las 4 de la tarde, en las calles no se escuchaba casi ruido, todos habían salido fuera de la ciudad en busca de otros paisajes, aire fresco y descanso. Yo estaba aquí, sola, sin planes y con una gran necesidad de sentir el estremecimiento de algo diferente, me di muchas vueltas por mi casa, hasta que su nombre floreció en mi mente, lo había conocido por casualidad hace algunos meses, o quizás mas de un año, recuerdo que en ese momento no me di el tiempo de saber mas de él, y seguí mi vida, pero esa tarde calurosa y solitaria, y sabiendo muy poco de él, tuve la certeza de que me podía llevar donde hacia mucho tiempo no estaba... Lo busque en el lugar donde lo había visto por ultima vez, ahí estaba él, se veía seguro, tranquilo. El primer contacto, estuve completamente segura de que era lo que necesitaba en ese momento, aunque no tenia la menor idea de como seria. Estaría sola en mi casa muchas horas, así es que cualquier habitación seria apropiada para el acontecimiento que estaba por ocurrir, o toda la casa...también era una opción. Era extraño y reconfortante sentir la absoluta seguridad, de que eso era lo único que deseaba en ese momento, y al mismo tiempo, sentir los rápidos y fuertes latidos de mi corazón, como si sintiera que una tormenta viniese hacia mi, una tormenta que me llevaría al paraiso. Y llego el momento esperado, un suave susurro en mis oídos, que llegando hasta lo mas profundo de mi alma, mi mente y mi cuerpo, me llevo por un camino de dulce amanecer, sentí la majestuosidad de sus manos de artista, apoderándose de mi, todos mis sentidos estaban poseídos por él, que para mi en ese momento era como el rey que me llevaba paso a paso, lentamente, a su castillo en la montaña. En cada movimiento me hacia mas suya, mas me entregaba, era como una droga que no podía ni quería dejar. Me sentía liviana, fragil, segura, simple y compleja, disfrute cada momento, cada instante mágico donde me llevo al cielo, y desde ahí me hizo volar por paisajes maravillosos e inexistentes. Fue mas de una hora de dulzura, fuerza, muerte, vida, sorpresas, fantasía, contacto, entrega, pasión, delirio, mas de una hora en que no era dueña de mi, mas de una hora en que solo él era rey y señor del juego, y yo solo una mas cayendo entre las redes de su poder y magia dados por Dios, el destino o la vida. Casi al final, ya me sentía como una mariposa; libre, hermosa, sencilla, poderosa, inocente, magnética.. sentí como me soltaba, como salia de mi, dejando su huella imborrable, el recuerdo de un viaje maravilloso y la alegría de saber que desde esa tarde soy su ferviente amante, se que no soy la única, hay muchas mas, pero tener la seguridad de que lo tendré cada vez que lo busque, me llena de una gran y completa satisfacción. Desde esa tarde de verano. lo busco cuando estoy sola, y Edvard me domina, me posee y da placer sin limites.

3 comentarios:

SATI dijo...

Me queda una duda.... eres amante de verdad? Aunque no te amen?????

Sugerente relato.... gocelo.

Aggressor dijo...

que suerte el...

Solo en la Oscuridad dijo...

Vaya encuentro y tiempo sin medida que valga la pena y sentir, transcribir la sensualidad que haces en tus letras.