Don Jorge se levanto esa mañana a las 6:00 como lo hacia ya hace años, encendio la estufa a leña, calento leche y desayuno solo, era demasiado temprano para despertar a sus hijos o a su esposa. Casi eran las 7 cuando saco el viejo bus, él era el dueño y chofer, con eso daba de comer a sus 6 hijos y cumplía los caprichos de su esposa que cada mañana lo despedia diciendole "que te vaya bien" o lo recibia con un ansioso "como te fue"? A ella no le preocupaba el mal estado del camino rural lleno de curvas, o que volviera muchas veces tarde rodeando cerros y viendo el fondo de las quebradas, esas dos frases querian decir en realidad "corta muchos boletos" en la despedida y ¿cuantos plata trajiste hoy"? al llegar en la noche. Don Jorge sabía que esa era la unica preocupación de Eli como él la llamaba (ya no se atrevia a decirle ni su esposa y mucho menos su mujer) pero en ese tiempo la gente no se separaba, menos si tenia 6 hijos.
Respondio con silencio a la cotidiana y fria despedida de su esposa, y recibio con resignacion la indiferencia de sus hijos cuando les dio un beso en la cara a cada uno Ellos casi no se daban cuenta que existia o por lo menos eso sentía Don Jorge, solo se sentia con autoridad y persona conduciendo su vieja micro rural, sus hijos y Eli no lo escuchaban, ni mucho menos pedian su consejo o ayuda, solo esperaban que fuera como siempre un buen proveedor.
Eran las 7:05 de la mañana y el ya estaba en la plaza del pueblo esperando a la multitud de gente que se peleaba por conseguir un asiento en su bus, que era el unico que salia a Temuco en la mañana.
Eran las 6:55 y Peñita, amigo de todos y encargado de la oficina de correos se levanta demasiado cansado, toma cafe de cebada y sale de su casa, su esposa cree que es muy temprano pero sigue durmiendo por que seguro que su marido tiene cosas que hacer en el trabajo que a esas alturas era como su refugio.
A las 8:00 la vieja micro rural iba llena de gente sentada y de pie, con el techo, los pasillos y el espacio bajo los asientos llenos de bolsos, bultos y el aire impregnado de un aroma mezcla de humo, verduras, humedad, y el vino de la chupilca que vendia Doña Cleme desde las 6 de la mañana a los campesinos que esperaban la micro "pa ir al pueblo". Don Jorge va por el mismo camino de todos los dias, camino que conoce mejor que los rincones de su casa o la cara de sus hijos, conduce tranquilamente pensando en su vida y añorando los sueños que no pudieron ser.
Eran las 8:15 y cuando Don Jorge pasaba por la "La Piedra" vio un bulto que se asomaba de los matorrales y se lanzo a la pasada de la micro, freno tan brusco que hasta adelante llegaron pasajeros tratando de no caer ni de perder sus cosas que rodaron por el suelo, cuando Don Jorge reacciono se bajo de su micro a ver que era, rogando que fuera un animal. Su sorpresa fue inmensa cuando vio a Peñita levantarse del suelo con la ropa llena de barro y los ojos desorbitados, su sorpresa se transformo en rabia por la imprudencia de su viejo amigo y lo unico que le grito fue: "puta Peñita weon!! como se te ocurre hacer una wea asi? si te queri matar anda tirarte al tren!! vio a su amigo sentarse en una piedra a la orilla del camino, lo vio que estaba bien, subio a su micro y continuo su camino.
A las 17:30 Don Jorge llegaba al pueblo con su vieja micro, otra vez llena de gente, de bultos, de aromas, de barro. El otra vez estaba agradecido de un buen viaje. Se detuvo en la plaza y se bajo despues del ultimo pasajero agradecido que se despide con un "hasta luego Don Jorge, saludos a su gente". Baja del bus, lo rodea para revisarlo y ve acercarse a Jesucristo (el zapatero del pueblo apodado asi por su larga barba) se saludan y Jesucristo le dice "supo iñor? se murio Peñita".. Don Jorge asustado pensó que quizas si alcanzo a golpearlo con el bus y le pregunta a su amigo zapatero ¿Y como? Jesucristo calmadamente contesto "se tiro a la linea del tren esta mañana...pobre infeliz". Don Jorge no lo podia creer, despues de tantos años sintiendose casi invisible, alguien habia hecho caso de sus palabras.